Noche del jueves. Sí, jueves, somos unos valientes. Excusas para reunirnos no necesitamos muchas, pero si actúa uno de nuestros socios de honor y además lo hace cerquita, vamos de cabeza. Así que el jueves noche nos atrevimos a salir porque así lo merecía Davile Matellán. Su Eólica Tour pasaba por Sevilla, por La Estación, y además lo acompañaba Adriana Moragues.
¡Qué arte tiene esta chica! Abrió la noche contando que ella apenas tiene un par de canciones alegres en el repertorio porque cuando esta alegre se va a la calle, no se queda componiendo. Comprensible. Y lo compensa con divertidas historias entre canción y canción. Vamos, un concierto monólogo con el que desata las risas del público y se gana la simpatía de todos. Además tiene una voz que emociona. Encantada estuvo también de compartir escenario con Davile y juntos cantaron Los Dirigibles. Entre el Volverás de ella y el Lion's Dance de él, aquello fue un intenso mano a mano. Relaciones tóxicas, amores desvirtualizados, finales difíciles de asimilar... Todo flotaba en el aire...
La noche no acabó como Otra tragedia griega ni mucho menos. Davile estrenó tema, La Sombra y Adriana invitó a María Gutiérrez –joven cantautora– a compartir micrófono. Acabamos todos tarareando tímidamente Enérgica ante un Davile Matellán totalmente desenchufado y sentado entre el público. Estaba muy a gusto y se notó. La gente quedó encantada con sus molinillos, esos broches que hace Infinitas Creaciones y que Davile siempre lleva a sus conciertos. Nosotros, a cambio del nuestro, le dimos una pegatina –porque ya tenemos, ya las veréis– y luego nos fuimos a tomar unas copas. Lo de que cada uno encontrase su hostal después es otra historia...
Nos quedamos con lo bien que lo pasamos porque tener a Davile de nuevo por el sur siempre es un gustazo. Si es que tenemos socios de honor de nivel ¿o no?
La noche no acabó como Otra tragedia griega ni mucho menos. Davile estrenó tema, La Sombra y Adriana invitó a María Gutiérrez –joven cantautora– a compartir micrófono. Acabamos todos tarareando tímidamente Enérgica ante un Davile Matellán totalmente desenchufado y sentado entre el público. Estaba muy a gusto y se notó. La gente quedó encantada con sus molinillos, esos broches que hace Infinitas Creaciones y que Davile siempre lleva a sus conciertos. Nosotros, a cambio del nuestro, le dimos una pegatina –porque ya tenemos, ya las veréis– y luego nos fuimos a tomar unas copas. Lo de que cada uno encontrase su hostal después es otra historia...
Nos quedamos con lo bien que lo pasamos porque tener a Davile de nuevo por el sur siempre es un gustazo. Si es que tenemos socios de honor de nivel ¿o no?
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